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La Meditación Taoísta

 

El silencio interno es la base de la meditación taoísta pero, no un silencio impuesto, ni ordenado por la mente, sino un silencio que va apareciendo poco a poco, sutilmente según vamos profundizando en la práctica de la meditación. 

Lo primero que uno percibe cuando medita es que tenemos pensamientos, emociones, reacciones físicas, sensaciones, deseos más o menos intensos, anhelos, dolores, frustraciones, pautas de comportamiento, determinadas reacciones, etc.,que conforman nuestro modo de ser, son nuestro mundo, un mundo que se ha ido autoconstruyendo desde el nacimiento hasta ahora, a través de lo que hemos vivido. 

Cada persona, en el transcurso de su vida, habrá ido, sin quererlo, creando una manera de ser, un modo peculiar de supervivencia en el mundo, más alegre, más fuerte, más triste etc., para obtener atención, afecto, importancia, sexo, lo que sea; y todo esto es lo que deberá encontrar cuando medite. Por tanto, observamos que nuestros pensamientos, emociones etc..., están totalmente ligados a nuestro pasado, y que a través de éstos nos proyectamos en el futuro, olvidando el presente, lo más importante de nuestra vida. 

Al meditar observamos nuestra respiración, algo sencillo, y a través de esto, que entre pensamiento y pensamiento, hay un espacio, un espacio tenue, casi imperceptible donde no hay ruido, donde hay silencio, donde hay ahora, presente. Es, el inicio de la meditación, observar relajadamente nuestro interior e intentar “centrarse” en el espacio entre pensamientos, para lograr que la mente se calle por si misma, para que se abra el silencio interior. 


Este silencio es tremendamente sanador, es un brote de orden en nuestro interior, desapego de nuestro habitual modo de ser, un descanso de nosotros mismos y una responsabilidad íntima con nosotros. Uno empieza a entender que se puede tener el mando de los pensamientos, emociones, reacciones físicas etc.. y que, no son éstos quienes nos llevan de un lado a otro como una hoja en el viento. Silenciar la mente requiere esfuerzo, no es una tarea fácil pero tampoco difícil, hay que querer hacerlo, es un proceso donde la consciencia se va abriendo poco a poco, hasta poder llegar a estar tiempo en ese silencio, no sólo durante el tiempo que dure la práctica que realicemos sino en toda nuestra vida cotidiana. Silencio es paz, tranquilidad y energía, no es algo pasivo, todo lo contrario es algo que te incita a tomar responsabilidades sobre tu vida, que implicará cambio, que rechazará algunas cosas, tomará otras y abrirá un modo nuevo de entender la vida, (Ésta es una de las prácticas de la meditación taoísta, observar conscientemente sin control, ni manipulación, como entra y sale el aire naturalmente en nuestro cuerpo). Lograr un poco de silencio, aunque sea por unos minutos al día nos cambiará, instaurará paz y energía de calma en nosotros y en lo que nos rodea, podremos ofrecer algo al mundo y a los demás. 

En todas las grandes tradiciones, religiosas y no religiosas, de oriente u occidente, el silencio interno fue, es y será el medio y el fin para la trascendencia y evolución del ser humano, sólo Él traerá lo que los antiguos sabios hindúes llamaban Sat-Chit-Ananda, o lo que los sabios taoístas llamaron el Tao. 

(Sat-Chit-Ananda es para los hindúes Consciencia-Amor-Alegría, el estado más elevado del Ser). (El Tao es el estado primordial del Ser).

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